Día de -reflexión sobre- la Protección de Datos (Opinión)
Categorías: Derechos Fundamentales / General / Internet / LOPD / Privacidad / Protección de Datos / Redes sociales / Unión Europea
Hoy, día 28 de enero, celebramos en Europa el Día de la Protección de Datos, motivo suficiente para hacer una reflexión acerca de lo que este derecho implica para nosotros y para expresar, si cabe con más fuerza, el rumbo que creemos que se debe adoptar.
Tras los numerosos escándalos que recientemente han salido a la luz, la sociedad parece estar algo más preocupada por su privacidad, pero ¿está lo suficientemente concienciada? Creo que esta es precisamente una de las más importantes batallas que hemos de librar, la de educar y concienciar al ciudadano acerca de la importancia que reviste su privacidad y la de los suyos.
A nuestra generación le ha tocado nacer y crecer en plena eclosión de los Servicios de la Sociedad de la Información, que se nutren y funcionan en gran medida gracias a la inclusión de nuestros datos de carácter personal en dichos servicios. Por un lado, es algo tremendamente positivo, pues somos beneficiarios de servicios que hace años eran impensables y que fruto del ingenio e intelecto humano, permiten que nos comuniquemos y que evolucionemos como sociedad a pasos agigantados. Pero por otro lado, la utilización de dichos servicios implica en muchas ocasiones que tengamos que aceptar condiciones leoninas y que tengamos que someternos a fueros de ultramar, que tengamos que ceder sin retorno nuestros datos de carácter personal y que sólo quepa que nos resignemos a que estos queden expuestos al mejor postor.
Como en toda situación de contraposición de intereses, son los poderes de los Estados quienes deben adoptar medidas para proteger a la parte más débil y vulnerable, que en este caso son los ciudadanos. Así pues, en nuestro país se crea jurisprudencialmente el derecho fundamental a la protección de datos, derivado del artículo 18.4 de nuestra Constitución, con el objetivo de proteger la privacidad de los mismos, que es inherente a la dignidad de todo ser humano.
Los ciudadanos deberían exigir vigorosamente que fuesen respetados sus derechos fundamentales, reflexionar de forma más profunda acerca de las consecuencias que conlleva utilizar determinados servicios. Asimismo, las empresas europeas deberían aprovechar hoy la gran oportunidad de crear servicios alternativos que respeten los derechos de todos los ciudadanos europeos, para desmarcarse del resto de competidores con un valor en alza: el respeto a la privacidad. Los ciudadanos merecen servicios que aunque no sean gratuitos, respeten sus derechos fundamentales.