Y las máquinas tomarán decisiones y dictarán sentencias.

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publicado el 4 septiembre 2014

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¿Está el sector jurídico protegido ante el avance de la tecnología? Tengo la sensación que vivimos en un sector muy tradicional que piensa que a nosotros la tecnología no nos afectará, ni «usurpará» nuestras funciones y que lo que pasa a otros sectores no nos llegará porque somos imprescindibles para la sociedad. Sin embargo las tecnologías ya han llegado a nuestros despachos y a la justicia (aunque mucho más lento que en otros sectores, y con más reticencias quizá) y hemos pasado de un fax a remisión telemática de documentos, certificados electrónicos y pruebas electrónicas. ¿Hasta donde llegará la tecnología?

Sinceramente, creo, aunque quizá no en un futuro muy próximo (el tiempo me dirá en cuanto me he equivocado, o si realmente me he equivocado) hasta nuestro sector criticará la llegada de las máquinas y se intentará defender ante la competencia de internet y los sistemas automatizados. Hoy en día las máquinas toman millones de decisiones que mueven el mundo, compran y venden acciones, mueven los mercados, deciden si nos conceden una hipoteca o no, y toman decisiones sobre las que dependen vidas de millones de personas. ¿por qué no van a toma decisiones y aplicar «justicia? ¿Acaso no nos regimos por códigos que hay que aplicar? No olvidemos que el software es código que las máquinas ejecutan. Nuestros códigos sólo hay que traducirlos al lenguaje máquina, que si bien seguramente necesitará interpretación «humana» de los mismos y conocimiento de la sociedad; pero no cabe duda que el verdadero bigdata (no del que hablamos ahora y que no sabemos realmente lo que es y su potencialidad) y sistemas inteligentes tomarán decisiones y dictarán laudos arbitrales e incluso sentencias. ¿donde quedará nuestra labor? Es curioso que nos hagamos esa pregunta en la era del «copiapega», de la remezcla de escritos y la falta de tiempo en la originalidad de los mismos.

No quiero ser apocalíptico, ni tampoco asustar y pensar que nos vamos a quedar todos sin trabajo, por el contrario, ahora que se habla tanto de las características que tienen que tener los nuevos abogados, jueces, etc. creo que nuestro gran valor será asegurar que los sistemas funcionan según nuestros códigos, asesorar a los programadores para que entiendan nuestro lenguaje y jerga que debe ser traducida a las máquinas y comprender los sistemas. No perder los deseos de conocer cómo funcionan las cosas y tener, quizá, esa curiosidad «hacker» que nos haga introducirnos en el sistema, conocerlo y en su caso mejorarlo.

Mejor pensar que nuestro trabajo no es insustiuble, no es imprescindible nuestra presencia, para poder adaptarnos a los cambios, no asustarnos y ver las oportunidades que todo cambio trae consigo. Adaptarse o morir.